lunes, 25 de noviembre de 2013

Señá Galindo... ¿otra cañita?

Tanto si vives en Madrid o vienes a la capital, puede que entre tus actividades se encuentre salir a tomar algo la cava baja o porqué no, una mañana de domingo visitar El Ratro, estarás en el barrio de La Latina.
Parte del centro histórico de la capital que no puedes perderte tomando una caña, vermú, vinito, unas tapitas. Si alargas el día te ofrecerá un amplio catálogo de bares de copas y entretenimiento.
Igualmente, entre sus calles se esconden las iglesias más antiguas de la ciudad, el Museo de los Orígenes a la sazón, casa de San Isidro el Labrador y que es gratuito por cierto, por así te animas también a empaparte con algo de cultura histórica. Tiendas, restaurantes, mercado, ocio e historia.
Hablemos de esto ultimo. ¿Sabes por qué recibe este nombre el barrio? He llegado a escuchar respuestas de lo más peregrinas. Una de ellas porque vivían en él gentes que se hacían entender en esa lengua, como ocurre en el barrio Latino de París. Porque viven muchos latinos, inmigrantes sudamericanos. Algo relacionado con algún escritor. Nada de eso es correcto y este país históricamente patriarcal, machista y religioso, no  pudo evitar que se le colase el cariño y agradecimiento a una mujer. Beatriz Galindo.
Probablemente habrás escuchado muchas veces este nombre aunque no se sepas a ciencia cierta quien fue o mejor, quien es. Vamos a hacer que sea algo visible su figura.
Beatriz Galindo fue profesora de latín de Doña Isabel la Católica, tan de moda ahora por una serie televisiva. Realmente fue Isabel quien le hizo llamar a la Corte para que fuese profesora de sus hijos.
Beatriz nació en Salamanca (1465-1534) de una familia venida a menos. Estaba destinada a ser monja por lo tanto fue instruida en gramática y latín. Muy aventajada estudiante y con poco más de diecisiete años era reconocida por todos como una erudita en esta lengua. Tal fue su fama que la reina de Castilla le hizo llamar a la Corte.
Fue por tanto la encargada de enseñar a los hijos de los Reyes Católicos y también a la reina que, si bien era muy inteligente en política, carecía de cultura en otros campos.
Esta mujer amaba las letras, humanista y escritora. Escribía poesía en latín y era seguidora de Aristóteles, e hizo diferentes escritos a propósito de su obra.
Con el tiempo, inteligencia y buen hacer de Doña Beatriz se convirtió en amiga y confidente de la reina. 
Siempre al lado de ésta hasta su muerte de Isabel. Don Fernando sabiendo de la cercanía con la difunta y conocedora de los entresijos en muchos de los asuntos de estado, encomendó que fuese Beatriz quien se ocupase de aquellos.
Se casó, durando sólo seis años el matrimonio. Su marido era militar y falleció en batalla, durante la Reconquista de la península. 
Una vez viuda decidió asentarse en Madrid en donde se sitúa el Palacio de Viana (cerca de la Plaza Mayor), ya conocida por todos como la Latina mandó contruír los conventos de Concepción Francisca y Concepción Jerónima. El Hospital de la Latina al final de la calle Toledo así como escuelas para atender a los más necesitados de Madrid. No tuvo descendencia y no volvió a casar. Hasta el fin de sus días ocupó todo su buen hacer y cuartos a todo tipo de obras en favor de los menos favorecidos de la ciudad, que aún no era capital del reino, aunque empezaba a despuntar como  un núcleo importante.
Una vez falleció fue enterrada en el convento de Concepción Jerónima. Convento que apareció y desapareció en  distintas localizaciones en Madrid. Su cuerpo ha sufrido el peregrinaje que muchas grandes figuras de este país, muy dado a olvidar y a poco reconocer más en el caso de una mujer. Descansa en la cripta del cuarto monasterio de las Jerónimas situado en en una ciudad cercana a la capital. Si pasas por el museo que antes mencioné encontraras el que fue su sepulcro.
Así que cuando vuelvas al barrio de la Latina, échale un recuerdo en forma de brindis a una de las personas que amo esta ciudad y tanto hizo por sus ciudadanos. Por Doña Beatriz Galindo ¡Salud!


miércoles, 20 de noviembre de 2013

Mayormente Modernos



Estás en una peluquería y una mujer que ya olvidó los sesenta años acaba de hacerse un corte genial. Cómodo, despuntado. El pelo blanco luce brillante después del tratamiento. Se prepara para abandonar el lugar paseado un vaquero y plumas azul que contrasta con el corte. Justo antes, saca las gafas llamativas último modelo del bolso y sale del establecimiento. 
O el caballero que está mandando un whatsapp, vestido igual que los dos chicos que están en una mesa junto a él hablando de política. 
Sin quererlo me resultan llamativos, porque no van vestidos de "persona mayor". Seguramente dentro de unos años nos habremos acostumbrados y la apariencia de los mayores nos llamará la atención precisamente, quien se vista de "abuelo". Más que nada, porque nosotros seremos esas personas.
Primero llegaremos los cuarentañeros que de una forma natural, siempre hay deshonrosas excepciones, convivimos y utilizamos la tecnología nos gusta, aprendemos y curioseamos. Nuestro vestuario a sido más o menos a la moda, estamos habituados a hacer una vida más dinámica y en nuestra evolución hemos ido asumiendo la evolución de una forma natural y cotidiana. 
No creo que cuando pasemos la fecha de la sexta década nos dé por cambiar. Los más jóvenes que han visto desde siempre a sus padres e incluso, sus abuelos, estar normalmente con el móvil o la tablet actualizando el perfil de facebook o en plan yayoflauta incendiando twitter con post rebeldes, encuentren fuera de lugar la imagen de unos abuelos en vaqueros y plumas de alta montaña chulos a  más no poder.
Hace unos años llamaba la atención que hubiera personas de otras razas conviviendo entre nosotros. Hoy resulta del todo normal aunque recordar la mirada entre alucine y miedo cuando algún negro hombretón montaba en el autobús, me hace sonreír.
Casi todo a fuerza de verlo y vivir con ello hace acostumbrarnos hasta  asumir que todo eso es lo normal.
Para la moda, tecnología, convivencia, música, actividades bien. Ahora, espero que en otras cosas ni se nos ocurra.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Ande, ande, ande que Marimorena

Ayer en un sucio Madrid presentaron la Navidad nuestros representantes políticos, como si fuera un flamante jugador de fútbol. 
La iluminación del árbol está patrocinado por Loterías y Apuestas del ESTADO con toda su vergüenza torera y está situado en la parada de metro Vodafón, perdón quiero decir la Puerta del Sol.
Para esta pantomima hicieron como no podía ser de otra manera una gran limpieza, las fotos no huelen pero delatan. Quitaron la basura para ponerse ellos, lo uno por lo otro (y la ciudad sin barrer).
Con sus pérfidos fines también limpiaron o por lo menos lo intentaron, quitar del medio a Jorge y las personas que le acompañan con su reivindicación en forma de huelga de hambre, donde solicitan que el Presidente de Gobierno dimita y se vaya (yo añadiría a la mierda, pero es que se nos quedaría en la Villa y Corte).
Y claro una se pone a pensar y le surgen preguntas. 
¿La navidad no viene sola? ¿por que la presenten como si se nos pudiera olvidar? que yo sepa, es una católica tradición que se celebra desde hace casi dos mil años eso sí, faltan aún más de mes y medio.
Un derroche para unas arcas que no tienen ni cucarachas ya que éstas, más listas, prefieren las castizas calles del centro.
Mucha prisa tienen y por más luz que pongan no ocultarán en la sombra la miseria humana demostrada, que  lucirá igual sino más evidente.
¿Y qué pasa con los huelguistas de hambre pidiendo que Rajoy se vaya?¿ no les gusta que pasen hambre por voluntad propia?, ¿tal vez les agradaría más que esta gente pase hambre con los medios que proporciona el Estado? Paro, falta de ayudas, pobreza, penuria, olvido.... ¡cómo Dios manda!
Por mucho que corran Ana o Nacho, ni la navidad llegará antes, ni la gente podrá gastarse lo que no tiene. No van a callar a nadie, ni vamos a dejar de considerarlos responsables de como va está capital en todos los sentidos, sería tan absurdo como mezquino.
Está visto que la pandereta no hay que guardarla en todo el año. 

lunes, 11 de noviembre de 2013

Rojo Crisis

Dicen que en tiempo de crisis la venta de carmín rojo se dispara.
Con esta afirmación en el cuerpo, te paseas por la calle y resulta que nos hemos echado como locas a por el color en cuestión. Entonces llegas a la conclusión: estamos en crisis fijo.
Hace unos años había un mensaje sobre la autoestima de la mujer que ya no engrosaba la lista de juveniles, que sólo mayores de 40 podían llevar con la gracia y salero de la madurez el colorcito de marras. Si eras más joven se te tachaba del deshonroso puta.
La sociedad siempre con mensajes tan recalcitrantes para que no eches los pies fuera del tiesto.
Pero ahora mismo te pones un color concreto de labios, porque la rabiosa actualidad de las marcas de cosméticos se ha echado la moda a la espalda y han marcado que la mujer, que digan lo que digan es la gran receptora de todo el tejemaneje que es la moda mayormente, y que para ser lo más tiene que llevar el labio como un clavel reventón. Si eres más romántica, morritos de apasionado rojo rosa.
Cual es el mensaje entonces, ¿qué nos pintemos de rojo que lo marca la moda, o que como andamos con la economía petarda nos colocamos de rouge loco? Creo que tiene la misma música.
En este laberinto de pasiones moda/economía se incluye otro factor: el largo de las faldas y/o pantalones. 
Nos han marcado la aplicación economías reguleras igual, piernas al aire. 
Y que curioso que llevamos un par de años en que las mujeres de todas las edades nos ha dado por el pantalón de longitud ínfima, tacón vertiginoso y labios rojazos. Por separado vaya, pero mejor en pack. ¡Qué aplicadas féminas!
Todo es producto de la moda que nos marca como debemos vestir, peor, como debemos exhibirnos. Las marcas las mueve el capitalismo que inclina la balanza económica.
Y nos pintamos y vestimos como nos marcan, y ahora estamos en crisis.
Y es una crisis de valores, entre ellos el auge del machismo recalcitrante que continúa marcando tendencia.
Qué pena que no nos paremos a pensar porqué es justo ahora, que nos dicen que debe ser así.

Me voy a pintar los labios