martes, 28 de octubre de 2014

¿Qué Talla de Tango Usas?

Bailar tango es una emoción en cada paso. Recibir el abrazo de tu compañero y navegar entre la pista con pisadas llenas de notas musicales.
Cuando comienzas a bailar te interesa todo, escuchar música, tener ropa más o menos apropiada, encontrar esos zapatos perfectos para tener un bonito caminar a la par de ser cómodos y permitir bailar durante horas sin cansarte y también, empezar a tomar clases.
¿Con quién tomar clases? esa es la pregunta del millón.
Evidentemente si están en un lugar pequeño con una sola oferta, la pregunta huelga y te vas con quien haya.
¿Y si estás en un lugar donde la oferta es variada? eso puede ser más difícil porque sobre todo al principio quieres empezar a bailar y hacerlo ya, con impaciencia.
Para bailar tango, desde mi punto de vista, es necesario y básico tres cosas: abrazar, caminar y escuchar la música. Sencillo ¿no? pues no.
Abrazar es un arte, no sólo enrollar los brazos alrededor de alguien, en el tango tienes que dar algo más con el cuerpo y emoción.
Caminar sabemos hacerlo todos, de habitual para desplazarte necesitas caminar. Sin embargo caminar milongueramente necesitas un swing especial, una cadencia suave, firme y armoniosa. Sin saltos ni estridencias.
Escuchar la música, imprescindible porque tus pasos son qal fin y al cabo el instrumento básico para pisar cada nota, cada verso, cada canción.
Luego hay que elegir profesores. Lo primero que tendríamos que tener claro como son cada una de las ofertas, hay gente más técnica, otros buscan el control corporal, otros las secuencias.... un sin fin de posibilidades.
Cuando hay más de una posibilidad lo idóneo es encontrar los que fluyen más contigo. Por su energía, más potente o más sutil, por como enseñan, sus formas cuando bailan, evidentemente eso lo llevarán a la clase.
Ir a clase implica luego ir a bailar, por muchas clases que tomes si no bailas no te sirve para nada. Es como un idioma, por mucha clases, muchos libros y muchas horas de estudio, sino tienes la oportunidad de hablar, se olvida y no termina de arrancar. Así que tan imprescindible como te pueda parecer una clase, poner en práctica lo que te están enseñando lo es todavía más.
También te pones loco a mirar videos, se te pueden pasar las horas viendo bailar a quienes más te gusten, sin olvidarnos siempre que esas personas son profesionales y las actuaciones que se graban son muchas horas de práctica, ensayos y tienen una coreografía detrás que para eso son profesionales de esto y para bailar en una milonga tampoco es cuestión de ponerse a hacer saltos y cabriolas, básicamente porque hay que bailar con más gente y eso puede incomodar y agredir a alguien.
Una cosa que yo procuré hacer es tomar clases con gente distinta. Cada uno es como es y vi desde el principio que las clases regulares y en grupo no me llamaban, así que preferí hacerme un particular de vez en cuando con los distintos profesores que tengo a mano y sobre todo las clases de técnica de mujer, que siempre me parecieron imprescindibles para las féminas.
Si has tomado clase con más de un profesor que es lo más normal del mundo, más si tienes la suerte de viajar y disponer de más oferta a tu disposición te puedes encontrar con información bien distinta. Me refiero, si ese profesional viene de la danza clásica, contemporánea, milonguero desde chiquitín o una mezcla de todo.
Es de lo más confuso porque te puedes encontrar que cada uno te diga algo diferente. Las rodillas flexionadas, no flexionadas. El abrazo, más arriba, más abajo, más tirando a abierto, más tirando a cerrado. La cabeza, como la colocas. Algunos te hablan de la cadera, otros no. La cadera, disocia, muévela, no la muevas con mucho swing, con poco, procura que los omoplatos se muevan, que no. Los pies, pisa todo, camina con las punta para arriba, para abajo, para los lados.......
En común, el hilo que te sale de la cabeza  y del que te tiran para mantenerte erguido.
¡AAAAAAHHHHH! ¿Que hago, a quien hago caso?
Fácil: a tu cuerpo serrano, con quien tienes que bailar. Contigo, con tu flexibilidad, con tu sentido musical, adapta tu cuerpo a la situación que mejor responda. Porque no eres más que tu. Sino mira a tres de los grandes que me gustan a rabiar: Chicho, Tombari o Arce. Cada uno es de su padre y de su madre. Pues tu igual.
Una vez tengas las herramientas utilízalas para bailar con fluidez, armonía y comodidad. No eres ellos, ni falta que hace.
Esto es como vestirse, por muy bien que le estén a cierta persona un tipo de ropa, a ti te puede quedar bien o como el culo (es mi blog y digo lo que quiero). Lo suyo es adaptarte a las infinitas posibilidades que hay y hacerlo tuyo.
Porque cuando bailas lo haces con tu cuerpo, con sus múltiples cualidades y limitaciones, incluso con tu estado emocional y personalidad. Si eres romántico, energético, divertido, tímido. Todo eso baila contigo. Si eres frágil o fuerte de cuerpo o emocionalmente. También forma parte de tu baile.
Como eres tu y con técnica aplicada a ti y fluye. Es mágico y amoroso.
Bailar es una conversación con otra persona, y como siempre dicen en las relaciones sociales, para el tango también: SE TU MISMO.