La gran frase de nuestra educación infantil. ¿Qué no? A
fuego la tenemos todos grabado en lo más hondo de nuestro ser.
Una niña o un niño malo, por supuesto. Además, y por mucho
que se suponga ha cambiado la vida, esa “herramienta” se utiliza con bastante
más vigencia y soltura todavía..
Lo peor de la frase, es que la llave para el chantaje
emocional, que de mayores, tan bien suele funcionar.
Y no digo que mis padres, como todos los padres, no me hayan
educado con todo el amor y más, del mundo. Y que lo hicieron bien, dentro de
sus limitaciones, personas que se encuentran con una situación como la ser
papás, más solos que la una y con aquella sociedad político/religiosa tan
tremenda. Exactamente igual, que todos los papás de aquella época, y de la
siguientes….
El caso, es que es un arma de doble filo, un moldeador de
pequeñas inquietudes, que como un río erosionador, van dejando huella, poco a
poco.
Esta frase, que se suelta a los críos, y en la mayor parte
de las ocasiones, cuando el adulto de turno, no puede más. Esté liado o
tranquilo, pero es lo primero que se suelta.
“Madre mía que alboroto, eres muy malo”. Por supuesto, no se
va a parar con ese mensaje, pero entonces viene una primera vez, y con esa ya
basta, para el resto de tu existencia: “¿no sabes estar tranquil@?, siempre
haciendo ruido, si no eres buen@, mamá (o papa, los tíos, abuelos, amigos,
vecinos, y san dios bendito), no te va a querer si te portas así”.
Si no te portas bien, quien se supone te va a proteger, no
te va a querer. Sencillamente.
Soltarlo en el momento oportuno, y otro niño más al saco,
que en el futuro puedas manipular.
Evidentemente, no todo el mundo tiene subconsciente
ojoplático con la enseñanza. Igual que no a todo el mundo le duelen o entienden
la vida, y según crece le pueden afectar de una manera u otra las situaciones.
En el caso de las mujeres, y de eso, aunque no sea porque lo
soy, sé algo más, es la gran enseñanza. Hablo, de las que ya somos mujeres,
supuestamente (sin rotundidad, por supuesto) que estamos hechas y derechas. Con
los chicos, no se utilizaba tanto, porque al fin y al cabo, es el hombrecito de
la casa, pero las chicas….
Si no ayudas, no eres buena. Si no te pones el vestidito
(horrible, por otro lado), no eres buena. Sino no se qué, no eres buena.
Y así vas creciendo. Te encuentras adolescente, con las
hormonas dando por saco, con las inseguridades, y todas esas tremendas
consecuencias de ir creciendo y sintiéndote lo peor por momentos, u horribles otros, dependiendo
del día.
Y el mensaje sigue ahí. Si no llegas pronto, a la hora
establecida, eres una niña mala. Si te gusta un chico, malísima. Sino estudias…
mala y tonta. Sino….
No hablo que fuese un mensaje mantra repetido en casa, que
va, lo tenías en la tele, en el colegio, los vecinos, en el mercado, en el calle
y en el Vaticano. De ahí salían los más claros mensajes
Probablemente, nos lo habrán dicho, muchísimas menos veces
que las que recordamos, pero ya teníamos el susto y el mensaje en el cuerpo.
Qué carne de cañón te vuelves cuando empiezas a tener tu
autonomía, y en algún momento, por cualquier circunstancia, y esa persona a la
que quieres, aprecias, o admiras por encima de todo, te pide algo que no quieres, y te suelta, poco más o menos
“me has defraudado (porque no has hecho algo que no querías), no eran buena
como yo pensaba”. Pues ya está hecho y dicho todo. Te entra la cosa, y una de
dos: o accedes a lo que no te apetece, que puede ser irte de fiesta, irte de
camping, ponerte otro vestido patético, o en el peor de los casos, pasar por un
aro, que….. (eso para otro día). O eso, o sufres unos ataques agudos de culpa,
que te rompen.
Entonces descubres como los dioses de la psique: te
recomiendan que “debes aprender a decir que no”. ¿Qué vas a aprender a decir
que “no”?, si lo haces, tu vida se vuelve terrible, elijas lo que elijas.
No te creas que el “rollo de la niña mala” , no lo tienes ahora,
por todas partes. Pon la tele. Los anuncios, te dicen lo poco que vales sino
utilizas "no se qué".
Toma una revista de “chicas”: el maquillaje perfecto. Cómo
lucir como una modelo.
Viste de ésta manera. Sino lo haces, ¿a quién vas a gustar?.
Luego te meten el rollo, de “como ser una mujer independiente” o “aprende a
decir que no”. Hay que fastidiarse.
Realmente es difícil quitarse todo eso de encima. Pero no
imposible. Tienes que luchar con tus miedos, diciéndoles que no te van a dejar
de querer, que no lo saben hacer de otra forma, y que no pasa nada, y te puedes
hacer valer, tan ricamente.
¿Y si insisten?, tal vez, esas personas no te quieran como tu
necesitas (ya tocará sufrir, por miedo).
Los padres no cuentan, porque a los pobres, a la que
podemos, les hemos puesto en su sitio en el minuto 3 de la adolescencia.
Una cosa hay que tener cuidado, con las mujeres que se
mueven con esa “habilidad social”, y que van a por los hombres, que bastante tienen con esta loca sociedad, que se comportan como manipuladoras terribles, y acaban llenos de resentimiento. (¡Mira!
tema)
Hay mucho petardo/a social, que no sabe funcionar sino es a
través del chantaje de las emociones ajenas.
Cuando llevas tiempo, trabajando este punto de: haré,
diré, pensaré y decidiré como quiera, en mi beneficio, y no aceptaré, ni
consentiré, las insinuaciones sociales, de nadie, ni del Papa de Roma (de ese
menos, aunque sea éste). Entonces te vas a sentir como nadie.
El mundo es muy terrible, y estamos sometidos al sentimiento
de culpa, por todas partes y por norma, como una cantinela.
Trabajas duro, y aprendes a ser fiel y honesta. Te van
acusar de todo, sino “cedes” a cualquiera.
Cuando te sientes segura, y has decido para tu buena salud que eres una
niña mala, que hace lo que necesita para sí misma… el caso, es que además, te
gusta.
Me has pillado!!!!! Muy biena reflexion y muuuy buenos consejos!!!!
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