Con todas las cosas que andan ocurriendo, y que ahora tengo
la suerte de tener un lugar y tiempo para reinventarme, también estoy
aprendiendo y descubriendo, cuanto me gusta hacer yo las cosas de siempre.
Vamos a ver, me sigue sin gustar pasar el aspirador, o
fregar los platos, pero no estamos en eso.
He redescubierto el placer de cocinar. Todo los clásicos que
hacían las madres y abuelas, lo estoy intentando, con bastante acierto, he de
decir, a hacer platitos de los de toda la vida. Y de los de ahora, e inventar
recetas, que una vez conseguidas, van al cuadernito de recetas.
Encantada de desayunar, comer y cenar sabiendo que lo hecho,
es por una, y que sabes lo que comes. Sano, saludable y responsable.
Hace no mucho, me encontré en casa con la máquina de cose de
mi madre. Sin tener ni idea de cómo empezar con lo de coser con aquello.
Ya no la tenía a ella, que tantas veces me insistió en que
aprendiese, y lo hice, una vez más, a nivel de usuario. Un botón, un bajo, y
chapuzas con aguja e hilo. Y poco más.
Pero claro, hay cosas que se pueden arreglar, coser, e
incluso, aunque poco a poco, atreverme con cosas sencillas de confeccionar.
Eso ya va más despacio, pero va. Hice unos cursos de costura
en un taller, que siempre son herramientas nuevas, por lo menos para empezar a
caminar.
Recuerdo cuando por fin empecé a utilizar de forma natural el
dedal, o tener buena postura para coser. Fue emocionante. Eché de menos no
poder festejarlo con ella, y haberle contado los pasos torpes e inseguros, pero
llenos de ilusión que estaba dando, y
que es cuestión de poco que empiece a manejarme con cierta soltura.
También aprendí a
hacer jabones. Tomé la decisión de empezar, por la demasiada dependencia de
esta sociedad de consumo, y a veces cuando lee la composición de las pastillas,
te das cuenta que todos lo ingredientes son químicos, y que incluso los “naturales”
tienen conservantes que no lo son.
Al principio es extraño, porque has visto a alguien o
escuchaste hablar de que las abuelas lo hacían. Utilizaban el aceite usado par
fabricar un jabón que quitaban las manchas más tremendas, y te dejaban la piel
limpia, limpia.
Ahora se utilizan infinidad de aceites imaginables y aceites
esenciales que tienen propiedades infinitas y aromas de lo más exótico.
Y así un montón de cosas más, es cuestión de querer. Si es
cierto que todo empieza por un necesitar, y tienes que ponerte a investigar y
buscar. Pero con Internet y tanta información por todas partes, llegas a todo
eso y más.
Es verdad que hay cosas que se me cuestan más que otras, y
en algunas tengo momento de exasperación porque no salen a la segunda, pero hay
una tercera que si sale. Sino, será a la cuarta.
Me di cuenta que tengo unas manos mágicas que entienden
cuando mi cabeza se queda pensativa.
Tengo un buen equipo. Cabeza, corazón, manos hábiles y buena
voluntad.
Porque si desde un principio, hubiera dicho: no sé o no
puedo, nada de esto hubiera dado sus frutos, hubiera buscado excusas (que no
razones), y boicoteado para que nada hubiera salido y tener una excusa para quejarme.
Hoy no sabía que contar(me), hasta que caí en la cuenta de las cosas que se hacer, estoy aprendiendo y aprenderé. Porque no pienso parar ningún
día de mi vida, sino sea para descansar y recuperar las fuerzas para continuar.
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