- ¿Besos de Canela?... ¿cómo que Besos de Canela?
- ¿Perfecto? Creo
que estás desvariando. ¿Cómo vamos a ponerle Besos de Canela?
- ¿No te parece
evocador? Cada uno de los conceptos es un mundo, todo en su conjunto; un
universo de emociones.
- No pensaba que
eras tan ñoño.
- ¿Ñoño? A mi me
parece que tu vas de tipo duro o es que no has tenido experiencias suficientes,
como para darte cuenta de lo sugerente que puede ser.
Aquella reunión
que se presumía tranquila resultó totalmente al contrario. Luís se levanto y
mirando fijamente a Antonio le dijo:
- Qué te parece si
en vez de criticarlo tan descarnadamente, vamos y le preguntamos a algunas
personas que es lo primero que les viene a la cabeza cuando les dices Besos de Canela.
Antonio se levantó
desafiante: - De acuerdo. Ya estamos tardando amigo.
Salieron al
pasillo y en ese momento apareció Aurora, la señora que se dedicaba a tener
aquello como una patena y regañaba a quien se cruzase en su camino si acaba de
fregar como si fuesen sus hijos, aquellos que nunca tuvo.
- Aurora ¿tiene un
segundo? Le queríamos preguntar una cosa. Si le decimos Besos de Canela ¿qué
es lo primero que se le viene a la mente?
La mujer les miró
con la certeza que finalmente los vapores de los productos de limpieza les
habían dañado terriblemente el cerebro.
- Ustedes dos no
se encuentran bien.- Replicó confusa
Con un tono
burlesco Antonio le incitó, - tranquila, es una cosa en la que estamos
trabajando.
- ¿Trabajando? ¿Ustedes
dos están trabajando preguntando estas cosas?
La suave mirada de
Luís, le hizo contestar entonces.
- A tardes de
sábado con mi madre en la cocina haciendo pestiños.
- Muchas gracias
querida, nada más.- Comentó Luís dirigiéndose cariñosamente a ella, mientras echaba una
mirada divertida a su compañero. – Vamos por otra persona.
Mientras la mujer se alejaba por el pasillo comentando para si, como estaban las cabezas en esa
oficina, Antonio dijo: Vale, pero ahora soy yo quien elige.
- Es más, te insto
a hacerlo.- El tono burlón de Luís sólo hizo que la decisión fuera acompañada
de una sensación de calor nada cómoda.
Parados ante la
puerta, llamaron con decisión en el despacho que compartían los seres más
extraños de la empresa: el informático y el contable. La atmósfera que reinaba
allí era peculiar: uno de las mesas era un culto friki a la Guerra de las Galaxias y la
otra, el perfecto ejemplo de organización y pulcritud. Si se les hubiera colocado
a propósito, no se habría acertado con tan variopinta situación visual.
Antonio animado
ante aquellos dos muchachos comento: -Chicos necesito que me digáis lo primero
que se os venga por la cabeza. A ver: Besos de Canela.
El contable
jugeteando con una miniatura de R2D2 dijo sonriendo: - A natillas-. El otro sin mover un músculo en su inmaculado escritorio exclamo: - odio la canela, pica-.
- ¿Pica? ¿Cómo que
pica?- Grito Antonio
- Gracias chicos,
una aportación inestimable. Vamos Antonio, terminemos esto.
En el pasillo los
dos hombres se miraron.
Con la tranquilidad de la convicción Luis dijo: - Es
un nombre en que cada uno tiene un recuerdo, una evocación. Simplemente no te
paraste nunca a pensarlo, pero es un buen recurso, piénsalo esta noche. Y se
fue.
Antonio llegó a
casa y se dirigió a la cocina, tomó el frasco de canela y lo olió. En ese
momento su mujer llegaba a casa.
- ¿Qué tal el día
querido? ¿Qué haces con eso?
- Ana, si te digo
que te evoca Besos de canela ¿Qué dirías?
- Cosas del
trabajo otra vez ¿verdad? Mira, la canela me recuerda a cuando era niña e iba a
ver a mis tíos a su pastelería. Pero veo que tú no tienes algo que te venga a
la cabeza.
- También me ha sorprendido
cuando han dicho que era picante - Replico pensativo y cabizbajo
- Lo es si la
tomas sola. Es una especia generosa para la cocina, dulce y picante a la vez. Y no sólo se utiliza en cocina, por sus propiedades es buena y recomendable para la salud y la belleza.
Antonio la miró
implorando su ayuda. Entonces ella tomó el frasco, se echó un poquito en la
mano y se la comió. Salivó la esencia y se relamió. Se acercó
despacio a su marido y dejó que oliera la canela de sus labios.
Antonio la beso la
boca gustando su sabor y luego se besaron largamente.
La cara de
sorpresa al sentir un dulce picante en la boca hizo que ella se echara a reír.
Desabrochándose la blusa camino de la habitación, mirando pícaramente a su
marido e invitándole a seguir descubriendo posibilidades a su “tarea”.
Antonio cogió el
teléfono y le mandó un mensaje su compañero “tienes razón besos de canela es
perfecto”.
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