lunes, 26 de agosto de 2013

Todo es cuestión de querer

Con todas las cosas que andan ocurriendo, y que ahora tengo la suerte de tener un lugar y tiempo para reinventarme, también estoy aprendiendo y descubriendo, cuanto me gusta hacer yo las cosas de siempre.
 Vamos a ver, me sigue sin gustar pasar el aspirador, o fregar los platos, pero no estamos en eso.

He redescubierto el placer de cocinar. Todo los clásicos que hacían las madres y abuelas, lo estoy intentando, con bastante acierto, he de decir, a hacer platitos de los de toda la vida. Y de los de ahora, e inventar recetas, que una vez conseguidas, van al cuadernito de recetas.
Sobre todo, a saber que hacer con los cuatro ingredientes huérfanos del frigorífico.
Encantada de desayunar, comer y cenar sabiendo que lo hecho, es por una, y que sabes lo que comes. Sano, saludable y responsable.
Hace no mucho, me encontré en casa con la máquina de cose de mi madre. Sin tener ni idea de cómo empezar con lo de coser con aquello.
Ya no la tenía a ella, que tantas veces me insistió en que aprendiese, y lo hice, una vez más, a nivel de usuario. Un botón, un bajo, y chapuzas con aguja e hilo. Y poco más.
Pero claro, hay cosas que se pueden arreglar, coser, e incluso, aunque poco a poco, atreverme con cosas sencillas de confeccionar.
Eso ya va más despacio, pero va. Hice unos cursos de costura en un taller, que siempre son herramientas nuevas, por lo menos para empezar a caminar.
Recuerdo cuando por fin empecé a utilizar de forma natural el dedal, o tener buena postura para coser. Fue emocionante. Eché de menos no poder festejarlo con ella, y haberle contado los pasos torpes e inseguros, pero llenos de ilusión  que estaba dando, y que es cuestión de poco que empiece a manejarme con cierta soltura.
También  aprendí a hacer jabones. Tomé la decisión de empezar, por la demasiada dependencia de esta sociedad de consumo, y a veces cuando lee la composición de las pastillas, te das cuenta que todos lo ingredientes son químicos, y que incluso los “naturales” tienen conservantes que no lo son.
Al principio es extraño, porque has visto a alguien o escuchaste hablar de que las abuelas lo hacían. Utilizaban el aceite usado par fabricar un jabón que quitaban las manchas más tremendas, y te dejaban la piel limpia, limpia.
Ahora se utilizan infinidad de aceites imaginables y aceites esenciales que tienen propiedades infinitas y aromas de lo más exótico.
Y así un montón de cosas más, es cuestión de querer. Si es cierto que todo empieza por un necesitar, y tienes que ponerte a investigar y buscar. Pero con Internet y tanta información por todas partes, llegas a todo eso y más.
Es verdad que hay cosas que se me cuestan más que otras, y en algunas tengo momento de exasperación porque no salen a la segunda, pero hay una tercera que si sale. Sino, será a la cuarta.
Me di cuenta que tengo unas manos mágicas que entienden cuando mi cabeza se queda pensativa.
Tengo un buen equipo. Cabeza, corazón, manos hábiles y buena voluntad.
Porque si desde un principio, hubiera dicho: no sé o no puedo, nada de esto hubiera dado sus frutos, hubiera buscado excusas (que no razones), y boicoteado para que nada hubiera salido y tener una excusa para quejarme.

Hoy no sabía que contar(me), hasta que caí en la  cuenta de las cosas que se hacer, estoy aprendiendo y aprenderé. Porque no pienso parar ningún día de mi vida, sino sea para descansar y recuperar las fuerzas para continuar.

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