miércoles, 18 de septiembre de 2013

Siento tango. Bailo tango


Cuando conocí el mundo del tango, y quedé atrapada en este universo, pensé: ¡el mundo tiene solución! Cuatro años después, continúo pensándolo.
Como todo, tiene su tiempo, pero este tiempo es de esperanza.
Quien observe de fuera este baile, tiene unos sentimientos encontrados. En general, no suele dejarte frío.
Si lo ves en teatro, la puesta en escena te deja fascinado, viendo esas figuras imposibles, que son muchas, muchas, muchísimas horas de práctica y ensayos.
Como espectador de una milonga, sin saber nada más que los estereotipos, no llegar a comprender. 
Pero el tango no se comprende, se siente. No tiene preguntas, ni respuesta, tiene momentos colgados de música, entrelazados en abrazos, ojos cerrados, y pasos sin lógica.
Una gran frase, que me dijo alguien especial, un músico que se acercó a ver una milonga, y aun siendo de otro género musical, le interesaba conocer ese mundo en el que pensaba de día y pasaba las noches. 
Después de un par de horas mirándonos danzar, cambiar de tanda, pareja, abrazos, y mirar (como casi todos) hipnotizado los pies que pasaban delante de los ojos, estuvimos paseando y por supuesto, le pregunté, que le había parecido, rotundo dijo: "los tangueros estáis locos de los pies". Me eché a reír, pero me pareció muy acertada la definición.
Bendita música, que nos vuelve locos los pies, y el corazón desbocado. Esos abrazos tan reales y cercanos, que pocos tienen la fortuna de disfrutar.
El tango es una cultura que viene del sur del continente americano. Argentina, que es como la meca para los tangueros de cualquier lugar del mundo, y que formamos parte de ese  desperdigado corazón tanguero, y aspiramos a pisar alguna vez.
Pisar y sacar viruta a la pista.
Aunque, en realidad, tenemos nuestro pequeño rincón de Buenos Aires, escondido por la ciudad.
Si tienes suerte, muchos rincones ocultos en la semana, donde el común ciudadano no sabe que vamos a darnos abrazos, a chispearnos los ojos, y llenar el corazón.
Cuando bailas tango, se te olvida el mundo. 
Al segundo tango, a la pregunta de como estás, es bien. Muy bien. Se te llenó el alma de compases, y el cuerpo de abrazo.
El tiempo dejó de existir. De repente, ya no siente la obligación de madrugar al día siguiente.
Si vienes con pesares, siempre hay una tanda que llena de tango, abrazo y cariño, lo diluye. Es un disolvente emocional.
Te emborrachas con la noche, compartiendo sentimiento, con otro como tu.
Te llenas de amigos, y risas.
Te brilla la piel y la sonrisa, deslumbra.  
A veces el cansancio y la pereza, te amarra al confort de sillón, aunque no importa su insistencia.
Te arreglas y conviertes en bailarina. En bailarín. Lustras el sentimiento, y te vas.
Atrapas la noche en el sentido contrario.
Llegas, arrastrando gotas de sueño, y entonces, suena la música.
Manos amables y mágicas ponen uno tras otro, un tango… o tango. Una milonga, un vals.
Bailas y bailas, el sueño desparece, y te embrigan las sensaciones.
Minutos después, olvidaste el cansancio. Una hora después, ya no hay prisa.
Casi a final, no crees que esté terminando. ¿Cuándo empezó a noche?.
Llegas a casa, cansada y los pies ruinosos, pero no duermes. Bostezas, y no duermes. Relajas y empiezan los síntomas nocturnos, por fin, a mecerte.
En las primeras duermevelas, sabiendo las pocas horas de descanso que te quedan, sabes y agradeces la decisión que tomaste.
He pensado muchas veces en la suerte de haber llegado hasta aquí.
La felicidad que siento, cuando bailo, y se arrastra por el resto de mi vida.
Que buena vida, saber que tengo tango.
Me da lo mismo, si cuando esto acabe voy al cielo o al infierno. O me toca purgatorio.
Mientras haya tango, el lugar, me da lo mismo.

1 comentario:

  1. Siempre admiré el tango, de lejos, siempre, desde chiquita, desde siempre que yo recuerde me gustó, pero como es algo que no se encuentra habitualmente como por ejemplo una academia de inglés, pues casi que te olvidas de que te gustaría aprender a bailar tango. Un día (ya de muy mayor) por casualidad, el tango se cruzó en mi camino, se me puso delante de la cara, en plena plaza mayor de mi ciudad, un grupo de gente bailaba ese baile que a mi tanto me gustaba, pensé, yo quiero.., yo también quiero estar ahí bailando! Y busqué, encontré y me uní, sigo aferrada. Es cierto que el tango te atrapa. Te seduce, te alegra, te hace feliz, esa parcela tan especial, tan de uno mismo que es aprender y bailar tango, ¿qué tendrá? que al que le entra le impregna totalmente. Yo tampoco lo sé, Yolanda, pero me siento muy bien cuando bailo tango, luego, estoy contigo también en esa afirmación tuya de "el tango no se comprende, se siente".
    Un día, unos amigos de una amiga, nos visitaron a una milonga, en nuestro pequeño rincón de tango, donde semanal y mensualmente hacemos nuestras clases, nuestras milongas, para ellos ajenos al mundo del tango, todo aquello era nuevo. Ellos son Jorge el pintor y Jorge el fotógrafo. ¿Alguien puede imaginar lo que es para dos artistas presenciar una escena (milonga) de tango? Yo lo veía en sus caras, uno hacía fotos como loco, el otro tomaba apuntes de pintura en un cuaderno muy grande, que debe ser donde toman apuntes los pintores para luego pasarlo al lienzo, (un cuadro no se pinta en cuatro horas que puede durar una milonga). El resultado que estos dos artistas sacaron de nuestro mundo, de nuestra milonga, lo reflejaron en sus respectivos blogs, y tuvo como fruto una estupenda exposición de cuadros y pinturas en nuestro pequeño rincón de tango, ellos también se impregnaron de nosotros, de nuestro baile. ¿Cómo nó? El tango es un arte que no te deja impasible, ya seas practicante o visitante. Me encantó el comentario que puso Jorge el fotógrafo en su entrada con las fotos, decía lo siguiente:
    "El pasado jueves me invitaron a ver y a fotografíar una milonga en el Bar La Rayuela (Salamanca) junto con mi amigo el pintor Jorge Parada. Fue una gran experiencia, me sentía como el protagonista de Midnight in Paris, pero en lugar de París, Buenos Aires.
    Me fascina lo que puede encerrar un bar, una noche de un jueves cualquiera, ajeno totalmente al mundanal ruido y con la calidez que te da estar en la Rayuela a media luz."...
    Os dejo los blogs de ambos, marcados por la entrada al tema que os comento, porque merece la pena verlos, ambos dos blogs, y ver cómo ven los ojos desde fuera, lo que es el tango, la milonga. Y así tenemos la opinión de dos locas de los pies (Yolanda y yo, que me he atrevido a escribir), y dos personajes ajenos al tango, Jorge Parada Morollón, pintor, y Jorge Manjón Bernal, fotógrafo, dos pedazos de artistas como dos orquestas de tango juntas. ;-)
    http://cualquierapinta.blogspot.com.es/2013/03/milonga-de-la-rayuela.html (El del pintor: cualquierapinta). Entrada de 10/03/2013.
    http://jota80.blogspot.com.es/2013_02_01_archive.html (El del fotógrafo, al cual le fascinan las Zetas, jeje, su blog se llama: RealidaZ).

    Mientras haya tango...

    Maria P. García M.

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